Para que os hagáis una idea rápida, La Noche de los Tiempos es una versión amable y con algunas variaciones de la película La Cosa/The Thing (John Carpenter, 1982). Veamos, una estación francesa de investigación en la Antártida -francesa y no de otra nacionalidad que por algo René Barjavel nació en l'Hexagone- hace un descubrimiento totalmente inesperado con ayuda de un nuevo equipo de sondeo: los restos de lo que parece ser una antigua civilización bajo una capa de casi un kilómetro de hielo que cubre la superficie del continente. La cosa no queda ahí, pues además detectan una señal radioeléctrica proveniente de un punto aún más en el interior del terreno. Se reclama ayuda internacional y comienzan las prospecciones, que darán lugar a un hallazgo insólito: una cápsula con dos seres humanos, un hombre y una mujer, hibernados desde aproximadamente 900.000 años de acuerdo con las estimaciones iniciales. La mujer es reanimada y empieza a revelar detalles de la historia de las civilizaciones que existían en la Tierra por aquél entonces, cómo eran sus sociedades, muy avanzadas en lo tecnológico, y también la turbulenta situación que condujo a su elección como candidata a la hibernación.
La novela no está mal aunque empieza con un aire un poco mojigato que me provocó cierto rechazo. Sin embargo el relato se va endureciendo en su punto justo a medida que avanza para de esta forma, lograr captar el interés del lector. Durante el primer tercio el peso de la narración recae en todas las tribulaciones que va pasando el personal destacado en la estación internacional hasta descubrir la cápsula de suspensión criogénica. Una vez que se revitaliza a la mujer, los agitados sucesos de las antiguas culturas empieza a tomar fuerza y a mezclarse habilmente con las intrigas de poder que los descubrimientos tecnológicos del pasado prometen ofrecer al mundo actual. Hay un capítulo que incluye una predicción de lo más curiosa teniendo en cuenta que el libro data de 1968. Se trata de algo que no puede ser calificado de otra forma que una rave, una fiesta de música destinada a los jóvenes y comandada por un individuo que a modo de dj, controla la evolución de un grupo musical. Aún cuando no se trate de música electrónica, lo cierto es que el autor acertó bastante al imaginar cómo iban a divertirse los jóvenes del futuro en que transcurre la acción. Lo que no se resuelve de ninguna forma es el evidente conflicto entre la realidad descrita en la novela y el marco temporal geológico que conocemos y que permite representar la historia de la Tierra. En fin, consideremoslo solo una "pequeña" licencia estilística del autor.
A pesar de mis anteriores elogios, hay un problema que no se puede obviar en este libro: la traducción. No recuerdo haberme topado con una traducción más infame en toda mi vida. Hace años eché pestes de una edición de bolsillo de 2001, pero en aquella ocasión era principalmente porque los términos técnicos estaban muy anticuados. En el caso que me ocupa hoy, no se trata sólo de un léxico completamente inventado (términos como "congeladura" o "relevamiento"), sino de expresiones y sintaxis forzadísimas que aunque comprensibles, son totalmente inexistentes en español. En fin, espero que el resto de títulos de esta vieja colección de Círculo de Lectores que he ido comprando no tenga el mismo problema. Ahora que caigo, Qué Difícil es ser Dios de los hermanos Strugatsky tenía una traducción correcta. Por cierto, que la identidad gráfica de la colección es obra de mi admirado Yzquierdo.
Como viene siendo habitual cuando se trata de rarezas descatalogadas, para conocer otras opiniones sobre esta novela os recomiendo echar un vistazo a los comentarios de los usuarios de La Tercera Fundación.
29 may 2012
24 may 2012
Éxtasis - Irvine Welsh
Éxtasis: Tres Relatos de Amor Químico se compone de tres novelas cortas en que Irvine Welsh vuelve a la carga con los temas que son habituales en su producción.
Como conclusión, con este libro doy por finalizada mi relación con Irvine Welsh, que viene de la época de la película Trainspotting (Danny Boyle, 1996) y que estaba cimentada además en algún otro libro leído con anterioridad a Das Bücherregal. Está claro que tiene su público, pero desde luego conmigo que no cuente para otra. Por lo menos me queda como pequeña satisfacción que las ediciones de la colección Contraseñas de Anagrama, en donde se incluyen tanto Éxtasis como Acid House, tenían un precio muy ajustado.
Tenéis otras reseñas de este libro en Anika entre Libros, un poco en mi línea aunque más benévola, y también en Hoy, el primer diario en línea de América del Sur, con una interpretación terriblemente afectada para mi gusto, y que sinceramente, no veo por dónde coger.
- "Lorraine va a Livinsgston. Novela sentimental de Rave y Regencia". Una escritora de novelas rosas sufre una apoplejía leve y durante la estancia en el hospital su vida dará un vuelco al descubrir que su marido tiene una doble vida de depravación, que costea con las ganancias que ella obtiene de sus libros. Admito que con ésta estuve muy cerca de reconciliarme con Welsh, pues por momentos parecía un escritor versátil capaz de crear una historia interesante sin incluir drogas, violencia, sexo insano, etc. ¡Craso error por mi parte! Con todo y eso, para mi gusto es la más original y divertida de las tres: se incluyen extractos del que va a ser el nuevo libro de la escritora que, todo hay que decirlo, resultan hilarantes por lo demencial.
- "La fortuna siempre está oculta. Novela de la industria farmacéutica". Estamos ante el relato de la venganza que plenea una joven afectada de focomelia, víctima inocente de los efectos secundarios de la tenazedrina que tomó su madre durante su embarazo. Inspirada en el triste caso real de la talidomida, un fármaco de efectos teratógenicos comercializado entre finales de los 1950s y principios de los 1960s, aquí Welsh está en su salsa, con violentos hooligans que viven de pequeños asaltos, robos y otros crímenes de poca monta. En su tiempo libre se dedican a montar bronca o a tomar drogas en clubs, y ahí es donde la protagonista conoce a uno de ellos, quien por demostrarle su amor le ayudará a perpetrar su vendetta personal. Para mi gusto esta novela corta es sencillamente infame.
- "Los invictos. Novela rosa Acid House". Historia de treintañeros, Lloyd y Heather. Chico de treinta y pocos por un lado, chica de veintimuchos por otro. Ambos sufren una crisis de madurez y estando hasta las cejas de éxtasis, se conocen en un club de house. Relato sin mucha sustancia, yo no he visto más que una colección de gracietas de drogadictos sin ningún interés.
Como conclusión, con este libro doy por finalizada mi relación con Irvine Welsh, que viene de la época de la película Trainspotting (Danny Boyle, 1996) y que estaba cimentada además en algún otro libro leído con anterioridad a Das Bücherregal. Está claro que tiene su público, pero desde luego conmigo que no cuente para otra. Por lo menos me queda como pequeña satisfacción que las ediciones de la colección Contraseñas de Anagrama, en donde se incluyen tanto Éxtasis como Acid House, tenían un precio muy ajustado.
Tenéis otras reseñas de este libro en Anika entre Libros, un poco en mi línea aunque más benévola, y también en Hoy, el primer diario en línea de América del Sur, con una interpretación terriblemente afectada para mi gusto, y que sinceramente, no veo por dónde coger.
19 may 2012
Quemando Cromo - William Gibson
Después de Neuromante tuve un arrebato de entusiasmo por William Gibson, así que cuando vi un montón de libros suyos muy baratos en Internet no me lo pensé ni un momento y me hice con todos. Tras una revisión de su obra en la Wikipedia decidí empezar la tarea pendiente con Quemando Cromo, una recopilación de sus primeros relatos cortos prologada por otro capo del cyberpunk: Bruce Sterling. Los relatos incluídos son:
- Johnny Mnemónico
- El Contínuo de Gernsback
- Fragmentos de una Rosa Holográfica
- La Especie (a medias con John Shirley)
- Regiones Apartadas
- Estrella Roja, Órbita de Invierno (a medias con Bruce Sterling)
- Hotel New Rose
- El Mercado de Invierno
- Combate Aéreo (a medias con Michael Swanwick)
- Quemando Cromo
- "Regiones Apartadas" es un inquietante y oscura historia que trata sobre la exploración del universo desconocido. El descubrimiento casual de una discontinuidad espacial durante una misión rutinaria a Marte proporcionará a los habitantes de la Tierra la oportunidad de entrar en contacto con otras especies inteligentes, aunque con terribles resultados para los astronautas que efectúan los viajes. Este relato me ha parecido originalísimo y terrorífico. Está increiblemente bien escrito, las diferentes píldoras de información que el autor nos va proporcionando consiguen que la tensión y la emoción vayan aumentando poco a poco, hasta por lo menos en mi caso, llegar a sobrecogerme.
- "Estrella Roja, Órbita de Invierno", coescrita con Bruce Sterling, nos sitúa en Kosmograd, una estación espacial soviética a punto de ser desmantelada por baja rentabilidad. Las fricciones entre los dos grupos que se crean al conocer dicha noticia nos conducirán a un final soprendente que dejará al lector, sin duda, con una inesperada sonrisa en la cara.
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*William Gibson,
Relatos cortos,
Scifi
14 may 2012
El Discreto Encanto de la Subversión - Alberto Villamandos
La Gauche Divine ("izquierda divina") fue un movimiento cultural de perfil progresista y aperturista que surgió en Barcelona en la segunda mitad de los 1960s, prolongando su existencia poco más allá de 1971. Formado mayoritariamente por jóvenes profesionales liberales de alto nivel (arquitectos, fotógrafos, modelos, actores, escritores, editores, etc.) y extracción sociocultural elevada, casi todos ellos tenían orígenes familiares en la burguesía catalana castellanoparlante. Huyendo de la complacencia y con una mirada muy crítica desde diferentes enfoques, el riguroso ensayo de Alberto Villamandos ofrece un análisis muy completo del contexto en que aparece, su relación con otros grupos coetáneos similares, los integrantes y sus obras más conocidas, y finalmente, su legado.
Ha habido dos capítulos que me han parecido especialmente interesantes. En primer lugar y por mi afición a la arquitectura y a todo lo relacionado con los 1960s, el que se dedica a los sitios y lugares que frecuentaron ("Escenarios y utopía: una geografía del deseo"). En él asistimos a un fantástico relato de sus andares por la Barcelona del porciolismo, la calle Tuset, la Costa Brava o la discoteca Bocaccio. En segundo lugar, también destacaría el capítulo dedicado a analizar la relación entre la selecta gauche divine y el lumpen que los charnegos representaban en aquel momento y lugar. Titulado con una segunda referencia a Buñuel ("Ese oscuro objeto de deseo: charnegos e intelectuales"), esta sección examina las turbias e indignas relaciones de la flor y nata cultural con la marginalidad en general y muy en particular con la clase trabadora representada por los inmigrantes andaluces y extremeños que inundaron Cataluña a partir de los 1950s. Para ello se consideran y estudian dos novelas paradigmáticas de la producción literaria de la izquierda divina: "Últimas tardes con Teresa" de Juan Marsé y de "Los alegres muchachos de Atzavara" de Manuel Vázquez Montalbán.
La fascinación que he sentido por la gauche divine me acompaña casi desde que tengo memoria, tan solo pocos años después de la disolución de tan mítico grupo. No puedo concretar cómo llegué a conocer de su existencia siendo tal solo un crío a mediados de los 1970s, ¿quizás algún programa de TV? Ni idea, lo cierto es que la idea de modernidad, cultura elevada y glamour elitista que llevaban asociados está impresa en mis recuerdos desde entonces. Ha sido todo un acierto por mi parte leerme El Discreto Encanto de la Subversión porque me ha permitido bajar a dicho grupo de ese olimpo mítico en que los había situado, algo que no es casual puesto que esa pátina de grupo (camarilla más bien) legendario forma parte indisoluble de su existencia, tal y como el libro nos descubre. Una de las principales objeciones que se suele hacer a la izquierda divina es su falta de compromismo político contra la dictadura así como su frivolidad y obsesión por la cultura del ocio, que se traducía en estar casi siempre con un copazo en la mano. Me temo que tras leer este volumen, en ese sentido no salen muy bien parados, aunque yo prefiero no ser demasiado estricto y no voy a condenarlos por ello, pues el vastísimo legado cultural que han dejado (literatura, arquitectura utópica, fotografía, cine, editoriales, etc.) es un excelente atenuante que no se puede ignorar. Bajo mi punto de vista, si se les considera frívolos o superficiales, es porque su posición económica desahogada y su proximidad geográfica con Francia hicieron de ellos una suerte de pioneros patrios en cuanto a consumismo, turismo y diversión como leitmotiv de una juventud que, por aquel entonces, ya lo venía practicando en Europa desde hacía años.
Hay un artículo en La Vanguardia donde Sergio Vila-Sanjuán reseña este libro con bastante más solidez que yo.
Ha habido dos capítulos que me han parecido especialmente interesantes. En primer lugar y por mi afición a la arquitectura y a todo lo relacionado con los 1960s, el que se dedica a los sitios y lugares que frecuentaron ("Escenarios y utopía: una geografía del deseo"). En él asistimos a un fantástico relato de sus andares por la Barcelona del porciolismo, la calle Tuset, la Costa Brava o la discoteca Bocaccio. En segundo lugar, también destacaría el capítulo dedicado a analizar la relación entre la selecta gauche divine y el lumpen que los charnegos representaban en aquel momento y lugar. Titulado con una segunda referencia a Buñuel ("Ese oscuro objeto de deseo: charnegos e intelectuales"), esta sección examina las turbias e indignas relaciones de la flor y nata cultural con la marginalidad en general y muy en particular con la clase trabadora representada por los inmigrantes andaluces y extremeños que inundaron Cataluña a partir de los 1950s. Para ello se consideran y estudian dos novelas paradigmáticas de la producción literaria de la izquierda divina: "Últimas tardes con Teresa" de Juan Marsé y de "Los alegres muchachos de Atzavara" de Manuel Vázquez Montalbán.
La fascinación que he sentido por la gauche divine me acompaña casi desde que tengo memoria, tan solo pocos años después de la disolución de tan mítico grupo. No puedo concretar cómo llegué a conocer de su existencia siendo tal solo un crío a mediados de los 1970s, ¿quizás algún programa de TV? Ni idea, lo cierto es que la idea de modernidad, cultura elevada y glamour elitista que llevaban asociados está impresa en mis recuerdos desde entonces. Ha sido todo un acierto por mi parte leerme El Discreto Encanto de la Subversión porque me ha permitido bajar a dicho grupo de ese olimpo mítico en que los había situado, algo que no es casual puesto que esa pátina de grupo (camarilla más bien) legendario forma parte indisoluble de su existencia, tal y como el libro nos descubre. Una de las principales objeciones que se suele hacer a la izquierda divina es su falta de compromismo político contra la dictadura así como su frivolidad y obsesión por la cultura del ocio, que se traducía en estar casi siempre con un copazo en la mano. Me temo que tras leer este volumen, en ese sentido no salen muy bien parados, aunque yo prefiero no ser demasiado estricto y no voy a condenarlos por ello, pues el vastísimo legado cultural que han dejado (literatura, arquitectura utópica, fotografía, cine, editoriales, etc.) es un excelente atenuante que no se puede ignorar. Bajo mi punto de vista, si se les considera frívolos o superficiales, es porque su posición económica desahogada y su proximidad geográfica con Francia hicieron de ellos una suerte de pioneros patrios en cuanto a consumismo, turismo y diversión como leitmotiv de una juventud que, por aquel entonces, ya lo venía practicando en Europa desde hacía años.
Hay un artículo en La Vanguardia donde Sergio Vila-Sanjuán reseña este libro con bastante más solidez que yo.
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Ensayo
9 may 2012
Los Límites de la Fundación - Isaac Asimov
Dos meses y medio después de terminar la trilogía original del Ciclo de Trántor de la Saga de la Fundación, me apetecía retomar esta serie con el título que la continúa cronológicamente, a pesar de haber sido escrito casi 30 años después: Los Límites de la Fundación.
Tengo que admitir que no empecé la lectura especialmente emocionado. Fundación me pareció muy original en su planteamiento, sin embargo las continuaciones Fundación e Imperio y Segunda Fundación me resultaron tirando a flojas. No obstante, bajo mi punto de vista era un agravio comparativo intolerable para Isaac Asimov haberme zampado ya cuatro volúmenes de El Libro del Sol Nuevo y tener aparcada esta saga. Pues bien, a pesar de mi desinterés inicial, reconozco que me ha sorprendido muy gratamente. Por primera vez en lo que va de la serie, estamos delante de una novela que ha sido concebida como tal, y no como una recopilación de relatos o novelas cortas, como ocurría con las anteriores. Se nota el esfuerzo volcado en componer una trama argumental, un poco a modo de best-seller todo hay que decirlo, pero que en ningún caso le hace perder interés.
La acción se retoma unos 120 años después de la supuesta desaparición de la Segunda Fundación a la que asistimos en el volumen anterior y 500 años tras el comienzo del Plan Seldon para establecer el Segundo Imperio Galáctico en tan solo un milenio. El protagonista, Golan Trevize, es un Consejero del Gobierno de la Fundación en Terminus, su capital. Sus sospechas de que la Segunda Fundación aún existe le harán dudar y cuestionar publicamente la validez del Plan Seldon, así que cae en desgracia y es enviado al exilio. No sabe que en realidad está siendo manipulado para lograr la consecución de los intereses de unos y otros. Por una parte, a la (Primera) Fundación le cuesta reprimir su afán expansionista para implantar el Segundo Imperio anticipadamente debido a sus grandes avances tecnológicos. La Segunda Fundación, por su lado, sigue operando en secreto con sus propias intrigas de poder, pero uno de los Oradores más brillantes sospecha que hay una fuerza en la sombra moviendo los hilos para que Plan Seldon siga el curso planeado. Esta fuerza oculta se manifiesta en forma de Gaia, un planeta con conciencia colectiva y un inimaginable poder de control mental. Así que llegado el momento, asistimos al enfrentamiento de estos tres contendientes, cada cual pretendiendo hacer realidad sus propios objetivos, que naturalmente son incompatibles con los del resto.
En fin, en mi opinión un libro que hace justicia a la fama de Asimov. Admito que cada revelación que iba asistiendo me iba maravillando. Hay desde luego varios puntos originales que creo merece la pena comentar. El primero es que en un giro de tuerca inesperado y orientado a encajar otras de sus novelas en este mismo universo, Asimov introduce argumentalmente la historia de los robots en la trama. En segundo lugar un par de aciertos al introducir conceptos novedosos en la ciencia-ficción, siempre considerando que se escribió en 1982, claro. Se trata por un lado de la idea de planeta cuyos habitantes (humanos, plantas, animales, incluso las cosas) forman un ente global con conciencia colectiva. Esta invención tiene mucha importancia en la acción, pero hay otra sobre la que apenas se incide, comentándose como de pasada, que también brilla con luz propia: la nave en la que viaja el protagonista está dotada de una computadora central a la cuál él se conecta físicamente mediante sus manos para poder pilotarla, pero adicionalmente, dicha conexión le proporciona una "conciencia aumentada", de manera que a sus propias sensaciones y percepciones se une la información que la nave registra en todos sus sistemas. Lo que no me ha gustado nada -pero nada de nada- es el antropocentrismo limitador y asfixiante en que se sitúa la trama. ¿Cómo es posible imaginar una galaxia en la que unicamente existe una especie inteligente, el ser humano? En fin, no es que la calidad de la narración se vea afectada por ello, pero lo cierto es que a mí una suposición tan castrante me llega incluso a molestar. Que conste que se trata de una cuestión personal, ya he indicado en alguna ocasión que el antropocentrismo y yo no somos compatibles.
Como viene siendo habitual con los libros de esta serie, para conocer otras opiniones os recomiendo leer los comentarios de la entrada correspondiente al mismo de la web de la Tercera Fundación.
Tengo que admitir que no empecé la lectura especialmente emocionado. Fundación me pareció muy original en su planteamiento, sin embargo las continuaciones Fundación e Imperio y Segunda Fundación me resultaron tirando a flojas. No obstante, bajo mi punto de vista era un agravio comparativo intolerable para Isaac Asimov haberme zampado ya cuatro volúmenes de El Libro del Sol Nuevo y tener aparcada esta saga. Pues bien, a pesar de mi desinterés inicial, reconozco que me ha sorprendido muy gratamente. Por primera vez en lo que va de la serie, estamos delante de una novela que ha sido concebida como tal, y no como una recopilación de relatos o novelas cortas, como ocurría con las anteriores. Se nota el esfuerzo volcado en componer una trama argumental, un poco a modo de best-seller todo hay que decirlo, pero que en ningún caso le hace perder interés.
La acción se retoma unos 120 años después de la supuesta desaparición de la Segunda Fundación a la que asistimos en el volumen anterior y 500 años tras el comienzo del Plan Seldon para establecer el Segundo Imperio Galáctico en tan solo un milenio. El protagonista, Golan Trevize, es un Consejero del Gobierno de la Fundación en Terminus, su capital. Sus sospechas de que la Segunda Fundación aún existe le harán dudar y cuestionar publicamente la validez del Plan Seldon, así que cae en desgracia y es enviado al exilio. No sabe que en realidad está siendo manipulado para lograr la consecución de los intereses de unos y otros. Por una parte, a la (Primera) Fundación le cuesta reprimir su afán expansionista para implantar el Segundo Imperio anticipadamente debido a sus grandes avances tecnológicos. La Segunda Fundación, por su lado, sigue operando en secreto con sus propias intrigas de poder, pero uno de los Oradores más brillantes sospecha que hay una fuerza en la sombra moviendo los hilos para que Plan Seldon siga el curso planeado. Esta fuerza oculta se manifiesta en forma de Gaia, un planeta con conciencia colectiva y un inimaginable poder de control mental. Así que llegado el momento, asistimos al enfrentamiento de estos tres contendientes, cada cual pretendiendo hacer realidad sus propios objetivos, que naturalmente son incompatibles con los del resto.
En fin, en mi opinión un libro que hace justicia a la fama de Asimov. Admito que cada revelación que iba asistiendo me iba maravillando. Hay desde luego varios puntos originales que creo merece la pena comentar. El primero es que en un giro de tuerca inesperado y orientado a encajar otras de sus novelas en este mismo universo, Asimov introduce argumentalmente la historia de los robots en la trama. En segundo lugar un par de aciertos al introducir conceptos novedosos en la ciencia-ficción, siempre considerando que se escribió en 1982, claro. Se trata por un lado de la idea de planeta cuyos habitantes (humanos, plantas, animales, incluso las cosas) forman un ente global con conciencia colectiva. Esta invención tiene mucha importancia en la acción, pero hay otra sobre la que apenas se incide, comentándose como de pasada, que también brilla con luz propia: la nave en la que viaja el protagonista está dotada de una computadora central a la cuál él se conecta físicamente mediante sus manos para poder pilotarla, pero adicionalmente, dicha conexión le proporciona una "conciencia aumentada", de manera que a sus propias sensaciones y percepciones se une la información que la nave registra en todos sus sistemas. Lo que no me ha gustado nada -pero nada de nada- es el antropocentrismo limitador y asfixiante en que se sitúa la trama. ¿Cómo es posible imaginar una galaxia en la que unicamente existe una especie inteligente, el ser humano? En fin, no es que la calidad de la narración se vea afectada por ello, pero lo cierto es que a mí una suposición tan castrante me llega incluso a molestar. Que conste que se trata de una cuestión personal, ya he indicado en alguna ocasión que el antropocentrismo y yo no somos compatibles.
Como viene siendo habitual con los libros de esta serie, para conocer otras opiniones os recomiendo leer los comentarios de la entrada correspondiente al mismo de la web de la Tercera Fundación.
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4 may 2012
Últimas Tardes con Teresa - Juan Marsé
Ambientada en Barcelona en 1956, Últimas Tardes con Teresa es una actualización de la típica historia de amor juvenil imposible, que en esta ocasión implica a Teresa Serrat, una jovencita hija de una familia de la burguesía industrial catalana, y Manolo Reyes, un emigrante andaluz de clase trabajora (lo que se venía/viene denominando despectivamente xarnegos y/o murcianos).
Me ha gustado mucho y por muy variados motivos. El primero es que plasma perfectamente la sociedad del momento en que transcurre: las primeras revueltas estudiantiles de universitarios de izquierdas, la economía de supervivencia de las clases menos favorecidas basada en la delincuencia, la marginalidad a la que se ven condenados los inmigrantes, etc. La descripción del tejido urbano de Barcelona es también una pasada: las fábricas y la inmundicia humana y medioambiental que las rodeaba, el contraste con las zonas residenciales y las villas de vacaciones de la clase pudiente, las verbenas de verano, los bares y tabernas del barrio chino, el monte Carmelo como núcleo de chabolismo... La prosa de Juan Marsé me ha resultado sencilla, sin recargamientos ni artificios absurdos, y muy directa, muy fácilmente asimilable. Y por supuesto, como toda buena historia de amor imposible (¡ah, la diferencia de clases!), la novela acaba como tiene que acabar: mal. Es decir: bien, con regusto agridulce, vaya.
Como curiosidad que me han traído de cabeza durante la lectura, se menciona en varias ocasiones que la Sra. Serrat, la madre de Teresa, lucía fantástica en bikini. ¿¿¿Bikinis en la España nacionalcatólica de los años 1950s??? Pues sí, aunque me haya rechinado cada vez que lo he leído, de acuerdo con la información que Oriol Maspons facilita en The Private Collection (La Fábrica Editorial), el primer bañador de dos piezas que apareció en el territorio español lo fotografió él mismo en Ibiza en 1953. Así pues, aunque resulte difícil imaginar a una señora bien de la burguesía catalana con cuarenta y pico años en bikini, todo ello al final del periodo de autarquía económica del franquismo, el hecho es que efectivamente podría haber ocurrido.
He encontrado un extenso y completísimo análisis del libro en el Taller de Lectura de Liliana Costa. Totalment recomanat.
Me ha gustado mucho y por muy variados motivos. El primero es que plasma perfectamente la sociedad del momento en que transcurre: las primeras revueltas estudiantiles de universitarios de izquierdas, la economía de supervivencia de las clases menos favorecidas basada en la delincuencia, la marginalidad a la que se ven condenados los inmigrantes, etc. La descripción del tejido urbano de Barcelona es también una pasada: las fábricas y la inmundicia humana y medioambiental que las rodeaba, el contraste con las zonas residenciales y las villas de vacaciones de la clase pudiente, las verbenas de verano, los bares y tabernas del barrio chino, el monte Carmelo como núcleo de chabolismo... La prosa de Juan Marsé me ha resultado sencilla, sin recargamientos ni artificios absurdos, y muy directa, muy fácilmente asimilable. Y por supuesto, como toda buena historia de amor imposible (¡ah, la diferencia de clases!), la novela acaba como tiene que acabar: mal. Es decir: bien, con regusto agridulce, vaya.
Como curiosidad que me han traído de cabeza durante la lectura, se menciona en varias ocasiones que la Sra. Serrat, la madre de Teresa, lucía fantástica en bikini. ¿¿¿Bikinis en la España nacionalcatólica de los años 1950s??? Pues sí, aunque me haya rechinado cada vez que lo he leído, de acuerdo con la información que Oriol Maspons facilita en The Private Collection (La Fábrica Editorial), el primer bañador de dos piezas que apareció en el territorio español lo fotografió él mismo en Ibiza en 1953. Así pues, aunque resulte difícil imaginar a una señora bien de la burguesía catalana con cuarenta y pico años en bikini, todo ello al final del periodo de autarquía económica del franquismo, el hecho es que efectivamente podría haber ocurrido.
He encontrado un extenso y completísimo análisis del libro en el Taller de Lectura de Liliana Costa. Totalment recomanat.
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